Son las 11:50 de la noche, comienza la cacería. Salgo a la calle con mi ropa preferida, maquillada como a mi te gusta y con mi mejor bolso. Llego a la puerta de su casa donde he quedado con él, si... él; aquel tío que esperaba a ver visto antes y no podía por problemas con amigos, o que, simplemente, una vez me hizo muy feliz.
Llamo al timbre. Tengo calor por dentro y tiemblo por fuera. Es inevitable. Me abre. Tan guapo como siempre. Me sonríe y me abraza con todas su fuerzas mientras me dice al oído: ''Por fin, temía que no vinieras''. Me quedo extrañada con esa frase... miro el reloj, imposible. Son las 12, no he llegado tarde. No lo acabas de entender.
Entras y subes por las escaleras a su lado mientras comentamos que tal nos va todo. Cuando llegamos arriba, entramos en el salón, nos sentamos en el sofá y seguimos hablando. Entre preguntas preguntas me dice:
- ¿Y que tal de amores?
+ De momento nada... ¿y tú?
- Lo mismo... la verdad es que, desde que lo dejamos, no paro de arrepentirme.
Me pongo nerviosa y por un momento sólo oigo los latidos de mi corazón. Él parece tan tranquilo.
+ Pues no sé que decir, más que lo siento. Pero no fui yo quien se alejo de ti.
- Lo sé, por eso me arrepiento. Nunca quise dejarte, siempre fuiste lo que más quise y así sigue siendo.
+ ¿Y por qué lo hiciste?
- Tenía problemas con los estudios, mi familia y mis amigos. Pensaba que lo sabías.
+ ¿Qué? Yo nunca supe eso. Nadie me lo dijo.
- Eso es por los problemas de amigos, ¿entiendes? ... A ellos les daba igual perderme, pero sabía que a ti no; y por mi culpa ya no puedo tenerte entre mis brazos como antes, besarte bajo la oscuridad de la noche, decirte te amo cuando te vayas y abrazarte por detrás. Discutir por tonterías como el yo te quiero más o simplemente el echo de tenerte cerca... ya no puedo.
+ Sí que puedes, me tienes aquí. Te sigo queriendo, nunca dejé de hacerlo.
Ahora ya nunca más olvidaré aquella noche del uno de agosto en la que mi vida volvió a cambiar por completo.
-Meer :)
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